En Cartagena si hay gente que piensa. ¡S.O.S.¡

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Por: Yolanda Wong Baldiris

En África se dice que será otra la historia cuando no sea el cazador quien la cuente sino el Leopardo. En Cartagena se diría que la historia del coronavirus será otra cuando se alcen todas las fuerzas vivas, y así se construya mancomunadamente una carta de navegación.

En medio de esta devastadora pandemia que azota vehementemente al mundo, la cual irrumpió desmedidamente la cotidianidad de las personas, hasta el punto de paralizar una Ciudad, un País y un Continente, aun conservamos la capacidad de sobreponernos, y es ahí cuando nos percatamos de que todo no está perdido, es por eso que aún podemos batallar por la Heroica Cartagena, aquella que necesita que todos propongamos acciones, que nos permitan blindarnos de los embastes del coronavirus, más aun cuando el panorama tiene implícita una alerta a la alza desenfrenada.

Cartagena tiene 1.057.767 habitantes, hoy amanece con 1.073 contagiados, lo que significa que tenemos más o menos una tasa del 7% de nuestra población, con un porcentaje de letalidad de 5.60% , situación que inicio su ascenso el día 7 de abril de la presente anualidad.

Una vez contextualizados en tiempo, modo y lugar vienen las conclusiones, por ello el trasegar de los días nos ratifica que el coronavirus es tan agresivo como para tener la capacidad de petrificar la economía, confinar indefinidamente, clausurar espacios, suspender los deportes, en resumidas cuentas detener el Planeta, pero lo más preocupante y alertador es incrementar ostensiblemente las cifras de letalidad y mortalidad.

Ahora bien, es cierto que debemos guardar la calma, así como ser resilientes para seguir proyectándonos y continuar el camino, pero no es menos cierto, que ese camino debe gozar de una planificación con bases muy sólidas, las cuales permitan asumir responsabilidades para continuar afrontando la vida. De igual manera tener la capacidad de levantarnos y en verdad poner de presente que lo primero en realidad es buscar la manera más idónea de salvar vidas, vidas que aún tienen por quien luchar, vidas que aún tienen sueños por alcanzar.

En este orden de ideas analizo que alguna vez el tan emblemático conflicto armado se hizo de vidas, eso conto algún día la Silla Vacía. Entonces me pregunto si la PANDEMIA en Cartagena también se hará de vidas. Me niego a pensar, una y otra vez, que no seamos capaces de deponer los egos, de abandonar el odio, de olvidar el retrovisor, y por el contrario demos rienda suelta a los eruditos de la materia, todo esto por un bien general. En esas condiciones renunciare a quedarme en silencio, seguiré proponiendo y continuaré como los molinos de viento del quijote  para ser escuchada por quienes deben reorientar el rumbo de las decisiones.

La hipoacusia o sordera es de las enfermedades más dolorosas, porque restringe la capacidad de comunicación, pero quienes la padecen desarrollan un alto sentido de la vista y cuentan los entendidos en ella, que la capacidad de análisis es superior en esas personas.

Es de resaltar que me atreví a escribir este artículo, para en él plasmar las estadísticas que deben ser materia de análisis, por aquellos que no quieren, pero que deberían hacerlo, aun cuando la sordera los esté hostigando. Sin embargo, a pesar de ello sigo confiando en la capacidad de análisis que se desarrolla cuando se sufre de hipoacusia.

Pensemos en analizar desde todas las esferas el caso de Nueva Zelanda, donde su primera Ministra Jacinda Arderm, implemento una estrategia de unidad con todos los sectores, incluyendo la oposición, la cual permite escuchar a las fuerzas vivas, es por ello que la puesta en marcha de cuya estrategia hoy le otorga créditos, posicionándola como la salvadora de vidas, puesto que a la fecha solo se registra un deceso a raíz del coronavirus, pero también sigue trabajando para no aplanar la curva sino destruirla por completo.

Por todo esto, llamemos a la unidad para que con compromiso, seriedad y responsabilidad busquemos los mecanismos que nos permitan destruir la curva, tengamos presente que todos podemos aportar un granito de arena para que se salven muchas vidas que se encuentran en peligro, esas que gritan a pulmón un S.O.S, de esta manera creo que la historia será contada por el leopardo y no por el cazador.

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